Por Elsa Caballero
Curadora de contenido.
Todavía recuerdo el olor de la cocina de mi Abuelita Ofelia; llegué a estar convencida de que no había un mejor lugar sobre la tierra que aquélla cocina modesta e iluminada en donde siempre estaba ella.
Cada vez que uno de sus numerosos nietos cumplíamos años, mi Abuelita Ofelia se daba a la tarea de preparar su tan famoso pastel de chocolate oscuro. Ella hacía sentir especial al nieto festejado invitándolo a participar en la confección de su propio pastel y ya era decisión del cumpleañero si quería invitar a alguno de sus demás primos a ayudar en la preparación. Era una fiesta cernir la harina, batir los huevos, la leche y la olorosa vainilla mientras el horno se calentaba, pero lo verdaderamente asombroso era ver a mi abuela preparar el betún de chocolate para el pastel, eso era para nosotros una especie de ritual sagrado. Veíamos en silencio como abría la puerta de la alacena y sacaba una caja hecha de aluminio que decía en letras grandes y oscuras: COCOA HERSHEY’S; luego sacaba un paquete de azúcar pulverizada y cantidades industriales de mantequilla. Era fascinante ver cómo mezclaba los ingredientes con la batidora y cómo, al agregar la cocoa, el azúcar pulverizada se iba tornando del color del chocolate. Al terminar de hacer el betún, Abuelita Ofelia le quitaba las aspas cubiertas de chocolate a la batidora y le entregaba una al nieto festejado y otra al nieto ayudante en turno para que saboreáramos aquél delicioso betún. Las aspas siempre quedaban limpias y nosotros felices. Es en mi infancia donde encuentro el origen del amor que le profeso Hershey’s; Milton Snavely Hershey, fundador de la compañía en 1894, jamás se hubiera imaginado que su humilde cocoa en polvo marcaría mi niñez para siempre.
Según Kevin Roberts, autor del libro Lovemarks: el futuro más allá de las marcas, “lo que mueve a los seres humanos es la emoción, no la razón, lo que marca la diferencia entre emoción y razón es que la emoción nos lleva a la acción, mientras que la razón nos lleva a elaborar conclusiones”, luego entonces, no es extraño establecer lazos emocionales con ciertos productos que tuvieron la atinada fortuna de estar presentes en momentos importantes de nuestra vida, que nos evocan buenos sentimientos y épocas mejores.
Porque precisamente eso es lo que hacen las lovemarks: posicionarse en su público por medio de su corazón generando una enorme cantidad de seguidores gracias a los lazos emocionales que teje con ellos. Conforme he ido creciendo Hershey’s ha caminado a mi lado con sus kisses y sus exquisitas barras de chocolate, en mi alacena no falta una lata de cocoa y sin duda podrás adivinar con qué está hecho el betún de los pasteles de mis hijos, sin importar la edad que tengan. Sí, seguro pensarás: -Hershey’s es solo azúcar, polvo saborizante y golosinas dañinas para la salud-, y yo con toda seguridad y con una franca sonrisa te diré que no, que para mi Hershey’s es mucho más que eso…es el camino que me lleva de regreso a la cocina de mi Abuelita Ofelia, en donde siempre fui feliz.