#feliznocumpleaños to moi

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Me la eché toda. Todita. Desde el contenido y las borregadas en redes sociales, la entrevista con Adela, los menús de terror hasta el niño herido. Me chuté las portadas y hasta leí los anuncios, sí, LOS ANUNCIOS. Cuando la cerré, volví a revisar la portada de aniversario de moi (se dice mua) y me dije: «Definitivamente no se le puede dar gusto a todo el mundo».

Seré clara. Una de las cosas que más me gustó de moi cuando la leí por primera vez fue su tono: fresco, coloquial y muy, muy divertido. En esa ocasión, también Martha Debayle estaba en la portada y nos prometía con su edición de estreno algo distinto a lo que casi todas las lectoras —y editoras— estamos acostumbradas a leer. Lo que me pregunté entonces era si serían capaces de sostener su fórmula editorial en un mercado que va en picada. Y a 12 meses, los hechos me dan la respuesta.

PONTE DONDE TE ENCUENTREN
No voy a mentir, no tengo los 12 ejemplares, sólo cinco ediciones que he ido encontrando en el aeropuerto porque no está demás comentar que la distribución es el cementerio de revistas luego del quiebre de DIMSA. Por eso, encontrarla en Monterrey es poco menos que imposible y en Chilangolandia es una aventura, así que descubrir que tienen su moimap para que la encuentres fácil es una gran estrategia y estar disponible en tablet y web, definitivamente, el futuro.

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A LA MARTHA BIEN
Este mes tuve la fortuna de viajar al DF y ver a Martha en puestos haciendo boca de pescado, o diciendo mua; también la vi embarrada de pastel y soplando velitas en un camión amarillo. Hago énfasis en la promoción de moi porque es una revista que «sobrevive» a la imagen de Martha. De alguna forma, su equipo (o sus esclavos) han logrado exorcizarla y consolidar una propuesta editorial que puede vender aún sin su foto en la portada, como una Oprah wannabe. A Martha la usan cuando se necesita. Luego de leer la sección «Lo bueno de lo malo», no me cabe la menor duda que moi es un reflejo de la personalidad de esta creativa mujer, capaz de lograr que su imagen juegue a favor de la revista moi y no en contra, como en el caso de Fernanda.

#túdimua y todo lo que se le parezca
Si bien la primera portada, y ésta de aniversario, Debayle se lleva las palmas, los números intermedios son una mezcla diviertida y extravagante de temas no necesariamente femeninos, y aquí, moi empieza a mantener mi interés. ¿Por qué? Porque si bien podría parecer una revista de «damitas godínez» como la apodan sus detractores, es interesante ver la participación de los hombres.

Cuando leemos con atención, descubrimos que moi combina los géneros en sus artículos, de tal forma que son dirigidos hacia «seres humanos» que tienen las mismas broncas de autoestima, tragadera, rollos internos y azotes laborales o pasionales. A un año, sus textos son una sutil referencia a Quo, por lo interesante; a Chilango, por el lenguaje desenfadado y a Prevention, por su rigor de especialistas. Y aunque sus temas son tan comunes como qué ponerte en una fiesta o cómo elegir unos lentes, la forma de contarlo es lo que la hace única y adorable. El manejo de redes sociales, sus hashtag y el radio la convierten en un fenómeno que extrañaba.

¿Su talón de aquiles? El diseño
moi tiene una portada definida, es imposible confundirla con otra, pero no te queda claro quién es su lector, lo que es excelente para los Millennial, resulta terrible para los X e incierto para los anunciantes tradicionales. Sus conceptos son buenos, pero la ejecución no es pareja y eso se hace aún más evidente cuando las “reinterpretan”, así hay de chile, dulce y ¿mariposas?

Cada spread parece de diferentes revistas; aunque sus secciones y productos editoriales son geniales, el diseño es caótico en jerarquía y ritmo, lo cual sorprende a los Millennials, confunde a los X y enloquece a los editores.

¿Algo más? Los anuncios pueden leerse, sí, leíste bien, los publirreportajes de moi tienen el estilo y tono de la revista, así que para un lector común, pasan sin que se entere que era anuncio. Los anunciantes y vendedores deben estar felices, los editores, ¿preocupados? por tener harto trabajo y conseguir colaboradores que vendan sin vender un colchón o un jabón vaginal. En lo personal, esta estrategia es un gran acierto muy contemporáneo de branded content que podría mejorarse aún más, precisamente cuidando el diseño y el ritmo.

Con todo este caos, la revista crece en una industria raquítica, se va colando en las conversaciones de los godínez, pero también de los consultores como yo y poco a poco se adueña de la calle y del ciberespacio, aunque como dije al principio, quizá no le dé gusto a todos. Y qué bueno.

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#feliznocumpleaños, @Revistamoi de parte de @BarbieKundera!

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