Mil palabras, mil risas

Cartón Club. Caricatura por Darío.
*Caricatura por Darío

No por nada dicen que “una imagen vale más que mil palabras” y las caricaturas políticas cumplen con esta frase a la perfección. Engloban situaciones complejas con una gracia única, de tal modo que estas representaciones tan acertadas y llenas de veracidad, te llevan de las “mil palabras”, a las “mil risas” y por último, a las “mil reflexiones”.

La búsqueda y el contexto

Para este tema me sentí de vuelta a la vida de estudiante en busca de fuentes confiables; quería el Santo Grial: algo breve y conciso. Estaba a punto de caer en las manos de Wikipedia (tan siquiera para el primer acercamiento), hasta que me topé con una joya: La caricatura y la política por Fernando Ayala Blanco. Pura maravilla escrita por este doctor en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM.

En resumidas cuentas, una caricatura política es un elemento gráfico -llamase dibujo-, que representa a una persona, situación o ideología, y que a la vez cuenta con ciertos elementos exagerados o resaltados que contienen el punto focal o la problemática a destacar.

Tuvo su boom en el siglo XVIII por un inglés llamado William Hogarth, quien utilizaba este medio gráfico como sátira política. Más adelante, en el siglo XIX se criticó con este método al rey Luis Felipe en revistas hechas por Charles Philipon, y con las ilustraciones de artistas como Gustav Doré y Honoré Daumier.

 

La caricatura política en México

Ahora, llegando a lo bueno, en México se lanzó por primera vez en 1826 en una publicación llamada Iris. La caricatura no solo representaba el contexto que se vivía en el México del siglo XIX, pero también era un recordatorio de que nadie, sin importar su rango social, estaba exento de la crítica.

De acuerdo a Ayala, en un medio impreso como el periódico o revista, caricatura y texto unían fuerzas: una exageraba rasgos y la otra atendía o señalaba los vicios morales. Además era (y sigue siendo) un arma de doble filo, ya que con facilidad podía representar extremos de libertad o de posturas conservadoras. En la política mexicana, y lo que la concierne, había material de sobra: desde Santa Anna, representado como el “Quinceuñas” hasta Zedillo alias el “Pan Bimbo”, pasando actualmente por Trump y hasta el mismísimo “Bronco”.

La caricatura política en México sigue siendo un estandarte de hechos y valores; relata lo político, lo social y lo ridículo de ambas. Representa extremos y contradicciones tan ligadas como el hambre de poder y el hambre del pueblo, siempre utilizando la risa como un recordatorio de nuestra realidad. Entre sus exponentes destacan Ernesto García Cabral, Salvador Pruneda, y Eduardo del Río, también conocido como “Rius”.

 

Entre cartones y clubes

Burlarnos de nosotros mismos ha sido un escape, en muchas ocasiones, a problemas terribles que nos afectan a modo personal o como sociedad. Este medio de expresión, aunque tal vez no está en nuestro news feed diario, vale la pena aclamar y mantener vivo. Hoy en día, Cartón Club, sociedad con más de 10 años de experiencia que cuenta con los mejores caricaturistas de América Latina, pone en alto este elemento gráfico con mensajes que nos competen a todos.

Por Rosario Ortiz
Coordinadora creativa
Referencia:
Blanco, et al. (1996). La caricatura y la política. Estudios políticos, Revista de las
     especialidades de ciencia política y administración pública, 12, 249-252.

¿Cuándo el diseño deja de ser bonito?

Foto por Data Gogia en Unsplash
Por Rosario Ortiz
Coordinadora creativa

 

¿Le creerías a alguien si te dice que quiere cambiar al mundo? ¿Le seguirías creyendo si supieras que es diseñador? Si pensaste que ‘sí’, excelente, eres de los nuestros. Si por tu mente pasó un ‘no’, esto no te interesa.

Mientras estudiaba diseño industrial, principalmente en mi último año, me cayó el veinte de que es una profesión enormemente subestimada y poco valorada. La idea de que el diseño es meramente hacer cosas bonitas, así como su lado consumista, tuvo un auge en los ochentas cuando diseño y neoliberalismo se conocieron. Sin embargo, al acumularse los años -y los excesos-, las consecuencias se están haciendo notar en resultados tan alarmantes como el cambio climático. Actualmente, cada vez hay más personas, y empresas, que están tomando consciencia y se lo están pensando seriamente.

Esta transformación, o más bien noción de que las cosas deben mejorar, ha sido impulsada por emprendedores, movimientos, o metodologías que rompen con lo tradicional, y para esta ocasión vamos a abordar dicho cambio a través de dos temas que tienen como objetivo ampliar tu panorama sobre el diseño. ¿Conoces la economía circular y el diseño especulativo? Si pensaste “¿espe… qué?”, aquí te va una pequeña introducción:

Imagínate un tipo de diseño en el que todo lo que se crea -TODO-, está pensado para que al final de su vida útil se pueda restaurar, regenerar o reintegrar a un nuevo ciclo de vida. ¿Suena ideal no? Empaques hechos a base de hongos, textiles naturales hechos a base de desechos orgánicos, o hasta un sistema que renta/vende jeans. La economía circular considera el ‘pre’ y ‘post’ de las cosas o servicios para disminuir los desechos y optimizar los recursos. IDEO o la Ellen MacArthur Foundation son expertos en el tema.

Ahora, imagínate un mundo en el que parte de tu ADN corra dentro de todos los seres vivos, ¿crees que eso te haría más consciente de tu entorno? Este tipo de escenarios, en los que domina la imaginación, aspectos que causan debate, y preguntas como ‘¿Qué pasaría si…?’, son parte de la esencia del diseño especulativo. El elemento clave aquí es atreverse a imaginar “futuros” y posibilidades, para provocar, debatir, e idear situaciones que nos hacen entender el presente para forjar un mejor futuro. Anthony Dunne y Fiona Raby lo explican a detalle en su libro Speculative Everything: Design, fiction, and social dreaming.

Este es el comienzo de una serie de posts en los que vamos a aprender, explorar, y conocer sobre ambos temas, tomando como referencia a los grandes previamente mencionados (FYI, ‘grandes’ = el libro, IDEO y la fundación).

Así es que desempolva tu lado Dora la Exploradora, prepara tu navegador de elección, y únete.

¿Estás listo?

 

*Foto por Data Gogia en Unsplash

 

#feliznocumpleaños to moi

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Me la eché toda. Todita. Desde el contenido y las borregadas en redes sociales, la entrevista con Adela, los menús de terror hasta el niño herido. Me chuté las portadas y hasta leí los anuncios, sí, LOS ANUNCIOS. Cuando la cerré, volví a revisar la portada de aniversario de moi (se dice mua) y me dije: «Definitivamente no se le puede dar gusto a todo el mundo».

Seré clara. Una de las cosas que más me gustó de moi cuando la leí por primera vez fue su tono: fresco, coloquial y muy, muy divertido. En esa ocasión, también Martha Debayle estaba en la portada y nos prometía con su edición de estreno algo distinto a lo que casi todas las lectoras —y editoras— estamos acostumbradas a leer. Lo que me pregunté entonces era si serían capaces de sostener su fórmula editorial en un mercado que va en picada. Y a 12 meses, los hechos me dan la respuesta.

PONTE DONDE TE ENCUENTREN
No voy a mentir, no tengo los 12 ejemplares, sólo cinco ediciones que he ido encontrando en el aeropuerto porque no está demás comentar que la distribución es el cementerio de revistas luego del quiebre de DIMSA. Por eso, encontrarla en Monterrey es poco menos que imposible y en Chilangolandia es una aventura, así que descubrir que tienen su moimap para que la encuentres fácil es una gran estrategia y estar disponible en tablet y web, definitivamente, el futuro.

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A LA MARTHA BIEN
Este mes tuve la fortuna de viajar al DF y ver a Martha en puestos haciendo boca de pescado, o diciendo mua; también la vi embarrada de pastel y soplando velitas en un camión amarillo. Hago énfasis en la promoción de moi porque es una revista que «sobrevive» a la imagen de Martha. De alguna forma, su equipo (o sus esclavos) han logrado exorcizarla y consolidar una propuesta editorial que puede vender aún sin su foto en la portada, como una Oprah wannabe. A Martha la usan cuando se necesita. Luego de leer la sección «Lo bueno de lo malo», no me cabe la menor duda que moi es un reflejo de la personalidad de esta creativa mujer, capaz de lograr que su imagen juegue a favor de la revista moi y no en contra, como en el caso de Fernanda.

#túdimua y todo lo que se le parezca
Si bien la primera portada, y ésta de aniversario, Debayle se lleva las palmas, los números intermedios son una mezcla diviertida y extravagante de temas no necesariamente femeninos, y aquí, moi empieza a mantener mi interés. ¿Por qué? Porque si bien podría parecer una revista de «damitas godínez» como la apodan sus detractores, es interesante ver la participación de los hombres.

Cuando leemos con atención, descubrimos que moi combina los géneros en sus artículos, de tal forma que son dirigidos hacia «seres humanos» que tienen las mismas broncas de autoestima, tragadera, rollos internos y azotes laborales o pasionales. A un año, sus textos son una sutil referencia a Quo, por lo interesante; a Chilango, por el lenguaje desenfadado y a Prevention, por su rigor de especialistas. Y aunque sus temas son tan comunes como qué ponerte en una fiesta o cómo elegir unos lentes, la forma de contarlo es lo que la hace única y adorable. El manejo de redes sociales, sus hashtag y el radio la convierten en un fenómeno que extrañaba.

¿Su talón de aquiles? El diseño
moi tiene una portada definida, es imposible confundirla con otra, pero no te queda claro quién es su lector, lo que es excelente para los Millennial, resulta terrible para los X e incierto para los anunciantes tradicionales. Sus conceptos son buenos, pero la ejecución no es pareja y eso se hace aún más evidente cuando las “reinterpretan”, así hay de chile, dulce y ¿mariposas?

Cada spread parece de diferentes revistas; aunque sus secciones y productos editoriales son geniales, el diseño es caótico en jerarquía y ritmo, lo cual sorprende a los Millennials, confunde a los X y enloquece a los editores.

¿Algo más? Los anuncios pueden leerse, sí, leíste bien, los publirreportajes de moi tienen el estilo y tono de la revista, así que para un lector común, pasan sin que se entere que era anuncio. Los anunciantes y vendedores deben estar felices, los editores, ¿preocupados? por tener harto trabajo y conseguir colaboradores que vendan sin vender un colchón o un jabón vaginal. En lo personal, esta estrategia es un gran acierto muy contemporáneo de branded content que podría mejorarse aún más, precisamente cuidando el diseño y el ritmo.

Con todo este caos, la revista crece en una industria raquítica, se va colando en las conversaciones de los godínez, pero también de los consultores como yo y poco a poco se adueña de la calle y del ciberespacio, aunque como dije al principio, quizá no le dé gusto a todos. Y qué bueno.

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#feliznocumpleaños, @Revistamoi de parte de @BarbieKundera!

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